Ej 8 - Narradores y Focalizadores

Narradores y focalizadores
a)
Lea el cuento de Kafka El buitre, y cambie el narrador (usar un narrador externo, en tercera persona)

“El buitre”
En: Cuentos completos, Franz Kafka

Había una vez un buitre que le estaba picoteando los pies a Martín. Ya había desgarrado sus zapatos y sus medias y ahora le estaba picoteando los pies. Siempre le tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor de él y luego proseguía la obra. Pasó un señor, los miró un rato y le preguntó por qué toleraba al buitre.
-Estoy indefenso –le contestó Martín-, vino y empezó a picotear al hombre, Martín lo quiso espantar y hasta pensó torcerle el pescuezo, pero esos animales son muy fuertes y quiso saltarle a su cara. Prefirió sacrificar sus pies; ahora estaban casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –le dijo el señor-, un tiro y el buitre se murió.
-¿Le parece? – Preguntó Martín-, ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
-No sé- respondió Martín, y por un instante se quedó rígido de dolor; después añadió: “-Por favor, pruebe de todos modos.”
El buitre había escuchado tranquilamente el diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y Martín. Ahora vio que lo había comprendido todo: voló un poco lejos, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en su boca profundamente. Al caer de espaldas sintió una especie de liberación: que en su sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.


Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies; ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, puede usted esperar media hora más?
-No sé- le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí: -Por favor, pruebe de todos modos.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que lo había comprendido todo: voló un poco lejos, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación: que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.

•          b)
Lea el cuento “Comunidad” de Franz Kafka, y luego reescríbalo desde el punto de vista del sexto personaje

Comunidad
Franz Kafka

Los vi salir uno tras otro poniéndose en fila. Aproveché para ponerme detrás de ellos, y aunque notaron mi presencia, no pareció importarles. La gente los miró y habló de los cinco. Yo estaba parado al final y sin embargo pasaba desapercibido. Desde entonces vivimos juntos, sin conocerlos y sin ellos conocerme.
Esta es mi casa y apenas los tolero. No sé porque insisten en quedarse haciendo de cuenta que aquí viven. No me importa lo que hablen, apenas los entiendo. Solo deseo que se vayan. Han aparecido un día, y desde ese día no se han ido. A veces, se juntan en las puertas y los tengo que empujar para poder pasar. No se que pasó aquí, ni que hay. Levitan como fantasmas. A veces me golpean sin motivo alguno mientras hablan cosas raras. Yo me defiendo, pero es inútil. Son más fuertes y más jóvenes. Intuyo que me piden que me vaya, pero no los dejaré aquí. Esta es mi casa, y así como entraron en fila en fila se irán.

Somos 5 amigos. Una vez salimos, uno tras otro, de una casa. Primero salió uno y se colocó al lado de la puerta de calle; después el segundo salió por la puerta, o, mejor dicho, se deslizó con la misma suavidad con que resbala una gota de mercurio, y se ubicó no lejos del primero; después el tercero; después el cuarto; después el quinto. Finalmente, nos pusimos todos en una línea, parados. La atención de la gente empezó entonces a centrarse en nosotros, nos señalaban y decían:
"Los cinco acaban de salir de esa casa".
Desde entonces vivimos juntos. Sería una existencia pacífica si no viniera siempre un sexto a entrometerse. No nos hace nada, pero nos resulta fastidioso, y eso ya es bastante. ¿Por qué se mete por la fuerza donde no se quiere saber de él?
No lo conocemos, y no queremos aceptarlo con nosotros. Tampoco nosotros cinco nos conocíamos antes, y, si se quiere, tampoco ahora nos conocemos unos a otros; pero lo que entre nosotros cinco es posible y se admite, con ese sexto no es posible y no se admitirá. Aparte de todo esto, nosotros somos cinco y no queremos ser seis.
¿Y qué sentido tiene, en definitiva, este permanente estar juntos? Ni siquiera para nosotros tiene sentido alguno. Pero nosotros ya estamos juntos, y continuamos así; pero no queremos una nueva unión, en razón, precisamente, de nuestras experiencias.

Pero ¿cómo puede uno hacerle entender esto al sexto? Darle largas explicaciones significaría ya casi una aceptación en nuestro círculo. Preferimos no aclarar nada, y no lo aceptamos. Por más que saque trompa lo alejamos a codazos; pero por más que lo alejemos a codazos él vuelve.

Comentarios

  1. Juan, lo único que te sugeriría es que en: "Esta es mi casa, y así como entraron en fila en fila se irán." Agregues una coma entre "en fila, en fila". El resto me pareció correcto!!!!

    un beso,


    dani

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  2. Juan: El trabajo me parece que está bien, en ambos casos cumplís con lo que se te pide. En mi caso, el segundo trabajo que consiste cambiar de focalización lo había hecho de otra manera; tu trabajo me dejo ver otra manera posible de resolver la consigna.
    Un abrazo

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