Ejercicio 12 - Cronica
Alumnos: Fernández Bravo, Lorena; Luongo, Ignacio; Méndez, Juan;
Soria, Romina.
Materia: Taller de expresión I.
Cátedra: Cortés.
Profesora: Ornani, Carla.
Facultad de Ciencias Sociales. UBA. Ciencias de la Comunicación.
Consigna: Escribir una crónica acerca del desarrollo de los locutorios y el impacto de las nuevas tecnologías.
¿El fin de los locutorios?
Materia: Taller de expresión I.
Cátedra: Cortés.
Profesora: Ornani, Carla.
Facultad de Ciencias Sociales. UBA. Ciencias de la Comunicación.
Consigna: Escribir una crónica acerca del desarrollo de los locutorios y el impacto de las nuevas tecnologías.
¿El fin de los locutorios?
Lanús Este, año 2014. Pichi es un hombre
que está al frente de un histórico locutorio, ubicado dentro de una galería en
el centro de Lanús y frente al famoso supermercado "La Genovesa". En
1989, abrió este emprendimiento junto a su esposa Catalina y, con muchos
altibajos, ambos lo mantuvieron hasta la actualidad, siendo la cabeza de este
negocio dedicado a los servicios de telefonía, y que ahora también incluye
servicios de internet.
Pichi es un hombre caracterizado por su
habilidad para los negocios y las relaciones interpersonales, aunque su
principal rasgo es el sentido del humor que le garantizó una gran masa de
clientes durante los primeros meses y logra mantenerlos tras varios años al
frente del locutorio.
Después de la privatización de la
telefonía en la Argentina, entre muchos procesos a nivel social, se inició uno
que sirvió de sostén para la economía de muchas familias de ingreso medio en el
país: los locutorios. Un lugar donde muchos de nosotros se comunicaron,
imprimieron, escribieron, jugaron y hasta se enamoraron. Un lugar histórico que
ahora busca una salvación.
Aunque muchos de lo que concurren
frecuentemente aseguran que siguen yendo con la misma intensidad de aquellos
primeros años, el boom de los locutorios claramente pasó. Agustín, un vecino
que vive a dos cuadras del locutorio, asegura que “nunca dejé de ir a lo de
Pichi, siempre voy, me cuenta las novedades y nos ponemos al día con la excusa
de alguna que otra llamadita o algo por el estilo”.
Durante los primeros años de las
privatizaciones, los locutorios –que después se convirtieron en cybers y
después en una miscelánea donde se ofrece de todo– fueron un negocio rentable
por varias razones, entre ellas, dos básicas: las regulaciones a las licencias
de funcionamiento y las tarifas de teléfono vigentes.
Las licencias de funcionamiento tenían
una restricción de espacio que no permitía que existiera otro locutorio que
hiciera competencia en al menos 400 metros a la redonda. Fue una forma de tener
un negocio sólido que ayudaba a la economía local y, según como estuviera la
demanda, permitía la contratación de un colaborador que podía apoyar los
distintos turnos. Leticia, otra vecina, parece conocer de esto y por eso “solo
voy a lo de Pichi, de hecho no conozco otro locutorio en todo Lanús”.
En todos estos años, el locutorio de
Pichi vivió las transformaciones, tanto físicas como culturales y sociales, que
han sucedido en el terreno del negocio de la telefonía. Durante la primera
etapa comentaba que era redituable contar con un emprendimiento relacionado a
algún servicio y rescata ciertos puntos positivos pese a las variaciones en el
rubro.
Debido a la falta de competencia y al
todavía incipiente negocio de los celulares, los minutos tenían un valor que
también permitía crecer de manera rentable. Sin embargo, a los 3 años, las
telefónicas liberaron las licencias y se inició un boom de esta clase de
emprendimientos comerciales que amenazaron su rentabilidad. Junto con otros
agravantes, como los gastos de funcionamientos, las tarifas en aumento y las
nuevas tecnologías, los locutorios entraron en un camino difícil en la relación
costo-beneficio, que cada día se fue acortando más. Pese a esta decadencia en
el área, podemos percibir según testimonios de los clientes habituales de
“Pichi” que siguen consumiendo del local, sobretodo realizar llamadas a
celulares y a larga distancia, cosas que a veces se dificulta para hacer desde
la casa o desde teléfonos móviles.
Haciendo memoria, para Pichi las cosas
no son iguales a las de hace una década atrás. En contra a las declaraciones de
sus fieles clientes, el negocio de servicios como los locutorios no es
redituable hoy en día, y el comerciante acusa a las compañías telefónicas de no
aumentar la tarifa en las telecomunicaciones, que siguen siendo igual al año
1999. Al respecto afirma: "hoy sale lo mismo hablar 5 horas que media
hora, la gente no mira el reloj de llamado cuando antes a los 5 minutos
cortaban porque les parecía caro. Si tuviese que pagar alquiler no llegaría y
tendría que cerrar cuando antes esto no pasaba".
Estos cambios experimentados por
"Pichi" marcan que las épocas han cambiado. Y que si bien los cambios
tecnológicos influyeron, para él no son los principales responsables de la baja
en la demanda de los servicios de telefonía como lo es un locutorio.
Debido a estas modificaciones, recurrió
a nuevas formas de servicios, como lo es internet y la carga de celulares. Los
cambios dentro de su negocio son fundamentalmente producidos por la necesidad
de mantener un caudal de demanda relativamente estable entre los primeros años
y la actualidad.
“Una de las principales razones de los
clientes a la hora de no frecuentar los cybers era la del estado de los
equipos, que en su mayoría, tenían condiciones técnicas muy precarias. Otro
fenómeno que empezó a afectar el negocio fue la proliferación del celular y la
venta de computadoras portátiles”, asegura el dueño del negocio.
Un locutorio se inició como eso, como la
posibilidad de comunicarse en la calle cuando no se estaba cerca del hogar o
del lugar de trabajo. En un principio sólo fue telefonía; después, Internet.
Cada negocio tenía entre 4 y 7 cabinas de teléfono e igual número de
computadoras. Había hogares que contaban con PC´s, pero esos siempre fueron
casos especiales. “Si bien la mayoría de los propietarios de locutorios y
cybers aseveran que “todo el mundo tiene una computadora con acceso a
internet”, cabe destacar que si uno se remite a las estadísticas, sólo una
parte de la población Argentina tiene acceso a internet desde su casa. Es un
fenómeno que no se advierte al vivir en grandes capitales, pero los números de
dicha estadística a nivel nacional oscilan entre un 40 y 45% de personas con
libre navegación por conexión de banda ancha, sin incluir la navegación de modo
3G (celulares)”. La opinión de Pichi nos hace pensar que así era un locutorio
“puro”, funcionando en una frecuencia de diez horas –de 8 a 18– o con doble
turno. Sin embargo, muy pocos sobrevivieron a este modelo. Para que las
llamadas fueran rentables, había que cobrarlas al doble de lo que valían
normalmente y, según cálculos de los mismos propietarios, para que el negocio
resultara en materia de Internet, había que tener muchas máquinas en uso.
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