Trabajo final: Ensayo

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Carrera: Ciencias de la Comunicación

Taller de Expresión I

Mendez, Juan Patricio

Comisión 36

Prof. Carla Ornani

Ensayo breve. Consigna

13 de noviembre de 2014

Tema: Nuevas Tecnologías y….

Escribir un ensayo breve  que plantee una reflexión en torno de un  tema seleccionado entre las 

opciones trabajadas durante el cuatrimestre. El texto debe plantear un problema sujeto a debate y 

definir una posición personal respecto de él, que se sostendrá a través de argumentos. 

El estilo del ensayo deberá tender no solo a persuadir o instalar una convicción en los lectores sino 

también a producir placer estético.

El texto deberá incluir: título, epígrafe, y la recuperación de por lo menos dos citas (en estilo 

directo o a través de la paráfrasis) de autores que hayan reflexionado sobre el tema. 

Indicar el tipo de publicación para el cual ha sido ideado el ensayo 

Extensión aproximada: 5500 caracteres/interlineado 1,5

Fecha de entrega: jueves 20 de noviembre


¿Querer o contactar? Esa es la cuestión.

“La sociedad de las tecnologías digitales ofrece
Una cantidad de información, y también el
Registro de la actividad de todo el ser humano.”
Pierre Levy[1]

No me describo como una persona que tenga una larga experiencia en el amor. Tampoco soy reconocido entre mis allegados por este tema. Tampoco sé como opera este sentimiento en cada uno de nosotros. Siguiendo a las frases que nos suelen repetir durante largo tiempo, el amor es “eso que te llena”, “que te lleva a otro lado”, “que te hace tener mariposas en el estómago”, “que ilusiona” y “que no miente”. Entonces, si de una cuestión de bien se trata, las relaciones amorosas proponen algo parecido a “la cura a todos los males”. Sin embargo, el desarrollo de estas relaciones no ha sido lineal, y tampoco han sido todas iguales. Los cambios mas radicales se encuentran en los últimos veinte años, donde las nuevas tecnologías han ido tomando creciente importancia en el universo relacional de las personas.
Estas nuevas interrelaciones que se fueron formando, corresponden a la era de la mass mediación. Nuevos dispositivos y soportes técnicos han ido apareciendo, y han ido permitiendo que nos podamos contactar cada vez con más personas. No solo eso, también con aquellos que se encuentran lejos, en el otro punto del planeta. La aparición del Internet, el concepto de comunidad virtual[2], la creación de redes sociales, entre otros, permitieron la conexión entre los sujetos sociales.
Las nuevas mediaciones traen aparejadas nuevas formas de relación, la democratización de la información, de los textos, el alcance de diferentes tipos de espectáculos, entre otras cosas. Funciona también como un espacio de proyección ideológica, o bien, un lugar donde los hombres practican cómo llevar a cabo su vida material. Muchas nuevas conductas se han ido generando gracias a la masificación de las nuevas tecnologías.
Así, han pasado los años, han cambiado las modas, los modos y también las personas. También cambiaron las tecnologías, y sus usos cotidianos en todas las facetas de la vida de cada uno de nosotros.
El tema de las relaciones amorosas es el tema que mas me llama la atención. Con respecto a esto, me pregunto: ¿Por qué hay cada vez menos rosas como regalos, y cada vez más sorpresas en forma de mensajes de texto? ¿Dónde quedó el factor presencial que enrojecía las mejillas de aquella/aquel a quien amábamos? ¿Solo nos consta amarnos por facebook, “me gustearnos” las fotos o dedicarnos cosas lindas a través de las diferentes redes sociales?
Recordemos que años atrás, por ejemplo, comprar una caja de bombones, pasear en bicicleta, salir a caminar, regalar flores, entre otras cosas, constituían un escenario de pleno encuentro entre dos personas que salían a conocerse. Sin embargo, hoy el marco parece ser muy diferente, ya que, como dijimos anteriormente, presionar un botón, o escribir un mensaje, alcanza y sobra para mover algún que otro sentimiento.
Igualmente, estos comportamientos no se han modificado por el simple hecho de que un día todo cambió, sino que vienen acompañados de un proceso tecnológico y también social de constante transformación. El avance de los soportes tecnológicos en materia de comunicación, ha llevado al fin del envío de cartas y al auge en la emisión de mensajes de texto. El fenómeno social de fondo tiene que ver con la dinámica y la rapidez que el envío de un mensaje implica, y también con el ritmo actual de vida, muy diferente al de tiempos anteriores. Sin embargo, eso no es todo. Hay que tomar conciencia en ciertos aspectos que también fueron importantes.
Partamos del hecho que en la actualidad, la realidad es muy diferente a la de algunos años atrás: Si antes una relación implicaba “lo presencial”, hoy estamos ante el “comparto, luego existo”. Claro, lo que estamos diciendo es que se pasó de “estar con otro” a “estar conectado con otro”. “Quiero tener una sensación, por eso voy a enviar un mensaje”. Esto es: necesito estar conectado, porque no quiero estar solo, y como estoy conectado con otras personas, voy a enviar un mensaje. El paradigma anterior implicaba que ante una sensación, hacíamos una llamada, o visitábamos a algún amigo. Hoy, lejos de ese punto de vista, estamos más cerca de la interconectividad y cada vez más lejos de las interrelaciones.
¿Qué implica el fenómeno de la interconectividad? Hablemos primero de lo que son las comunidades virtuales. Estas son sitios de encuentro on-line, donde un sujeto puede encontrar a otro, a través de ciertos parámetros comunes, tales como intereses musicales, deportes, familia, trabajo, entre otros. Consideremos el factor de globalización, que pone énfasis en los elementos de comunicación y aspectos culturales. Con todo esto, marcamos que el fenómeno de la interconectividad refiere a un proceso vinculado tecnológica y socialmente, que reafirma la unión entre sujetos que, si bien no están cercanos de manera física el uno del otro, si lo están de manera virtual.
Aunque hay que hacer un párate. No todo es color de rosas con esto de la interconectividad. En toda historia hay un pero. Pienso, sobre todo reflexiono, que la interconectividad nos ha alejado, nos ha aislado cada vez más. Sherry Turkle[3] nos propone un ejemplo sobre un escenario típico del día a día: “Un empresario de 50 años se quejaba de que siente que ya no tiene colegas en el trabajo. Cuando va a su oficina, no se detiene a hablar con nadie, no llama. Dice que no quiere interrumpir a sus colegas porque piensa, "están muy ocupados con sus correos". Pero luego se detiene para decir: "sabes, no te estoy diciendo la verdad, yo soy el que no quiere ser interrumpido; creo que sí lo desearía, pero en realidad prefiero estar con mi Blackberry."[4]
Esto es un problema, ya que no nos estamos preocupando por relacionarnos con los demás, ni con nosotros mismos. Estamos, entonces, dirigiéndonos a estar juntos pero en solitario. Claro, la gente quiere estar con los demás, pero también en otros lugares, conectada con los sitios o con aquellos con los que quiere estar, más que nada porque les interesa mantener controlado el foco de su atención, de aquellos lugares a los qué entran y salen, con quiénes hablan, qué dicen o qué hacen.
Es raro, es como si uno sintiera miedo que en una conversación no pueda controlar lo que vaya a decir. Y sí, es así. La conversación cara a cara es algo que escapa del control de nosotros mismos, y por lo tanto implica una amenaza a nuestra integridad, ya que recordemos que, en un mensaje de texto, podemos editar, reescribir, borrar, enviar o ignorar. Sin embargo, en la materialidad de la vida, la charla es espontánea, incontrolable, complicada y, también, exigente. Las relaciones humanas, en su totalidad, son complicadas y exigentes, y parece que encontramos un cierto control a nuestros temores en los diferentes dispositivos que utilizamos a diario, no para estar comunicados, sino para estar conectados.
Es frío verlo de esta manera, pero parece que esperamos más de la tecnología y menos de nosotros mismos. La pregunta es ¿Por qué hemos llegado a esto? ¿Cumplen las nuevas tecnologías las demandas de nuestras exigencias y/o fantasías? Así parece, ya que podemos poner atención donde queremos tenerla, podemos ser siempre escuchados (leídos), y por ultimo, existe una cuestión que es clave, y que tiene que ver con la idea del “nunca estaremos solos”.
Esto último es, quizás, el condimento clave de esta receta global que nos propone la virtualidad. Es en el momento en el que uno queda solo donde busca apoyo, un dispositivo. La solución hoy en día es simple, conectarse. Pero no es satisfactoria, y tampoco es sana. La conectividad crea una nueva forma de pensar y, también, de pensarnos.
Parece que nos hemos encontrado con el acérrimo enemigo de la condición humana de autorreflexión. La conectividad aparece como la ilustración en la época del teologismo, aunque el proceso hoy parezca ser inverso, ya que estamos pasando de una etapa racional, a una etapa de “teologismo virtual”, donde dios “Internet” nos propone una huida ilusoria hacia la satisfacción propia, aunque no real.
Y así, como S. Turckle opina, “la tecnología nos llega donde somos más vulnerables. Y, sí, somos vulnerables”[5]. Le tenemos miedo a la soledad. Las nuevas tecnologías que se han ido desarrollando, nos dan la ilusión de compañía sin las exigencias de la amistad. Por lo tanto, estamos recurriendo a la tecnología para sentirnos conectados, de manera que podamos tener un cómodo control sobre aquellas acciones que llevamos a cabo. Pero no nos olvidemos que no estamos acompañados, sino que estamos solos.
Creo que es pertinente preguntarnos acerca de este carácter: ¿Estamos dirigiéndonos a un camino sin retorno, donde las relaciones interpersonales son cada vez menos interpersonales?
No soy pesimista en mi vida corriente, pero sobre este punto tengo varias dudas e inquietudes. Ya vemos que hoy el “te amo” es factible de reducirse en un mensaje de “Whatss’app”. No veo gente en un futuro amando solo virtualmente, pero hoy en día, las conexiones que antes describimos, crean una especie de lazo que une a dos puntos distantes en una gama de intereses comunes compartidos. Hoy hablamos por teléfono estando a veinte metros de distancia, y no nos tomamos el trabajo de dirigirnos nosotros mismos a hablar.
Igualmente, hay esperanzas. La tecnología no nos va a vencer en lo sentimental. Nuestra cualidad humana posee estructuras de sentimiento que nos motivan a realizar determinadas acciones. Nuestras sensaciones son propias, y son imposibles de transferirse vía Skype. La calidez de nuestros abrazos no pueden materializarse a través de Twitter, y tampoco la suavidad de la piel puede sentirse a través de facebook.
A veces nos olvidamos de todo esto, y creemos que la tecnología nos salva, cuando en realidad, nos encierra en nuestra propia soledad. No nos conformemos con ese “no vacío” que se nos propone con esto. Salgamos, disfrutemos, respiremos aire fresco. Los aparatos tecnológicos están aún, lejos de quitarnos nuestras emociones.




[1] Pierre Lévy (Túnez, 1956) es un escritor, filósofo y profesor tunecino.
[2] Comunidad virtual se corresponde con aquella comunidad cuyos vínculos, interacciones y relaciones tienen lugar, no en un espacio físico sino en un espacio virtual como Internet
[3] Sherry Turkcle (1948 Brooklyn, Nueva York) Analiza la relación entre el ser humano y las computadoras, se interesa por la 'máquina subjetiva', aquella que se incorpora y transforma la vida social, el desarrollo psicológico, los hábitos sociales, la identidad y la cultura.

[5] Sherry Turckle en “¿Conectados pero solos?” hace referencia a esa afirmación dejando sentado su punto de vista acerca de las nuevas conductas humanas en relación con los fenómenos tecnológicos.

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