Visca los encuentros

Me tocó encontrarme con la lucha social cuando más alejado y desconectado de la realidad me encontraba. El viaje no solo me dio la chance de conocerme solo, sino también que me dio la posibilidad de acercarme a lo extranjero. Y allí estaba, con los bolsos, a 2 cuadras de la estación "Barcelona Nord", con destino a Madrid, frente al "Arc del Triump". Allí también había un grupo de personas, y al frente de ellas, Alex decía "paz y libertad para los presos políticos". 
Casualmente era 16 de Septiembre, fecha donde la huella mnémica nos recuerda quienes han hecho desaparecer a quienes nos han querido dar un presente mejor y más igualitario. La noche de los lápices, del otro lado del charco, se traducía en "la noche del grito". Levanté la vista, y Alex estaba a un costado, cantando con el resto de los allí reunidos.
"Hola, ¿cómo estás? Soy Juan, de Argentina, y estoy acá de vacaciones. Me llamó la atención este encuentro. ¿De qué se trata?", le pregunté a Alex, mientras le estreché la mano en forma de presentación. Allí me comentó, en forma resumida, que el encuentro de los lunes tiene como objetivo recordar el sentimiento independentista de Catalunya, y que al mismo tiempo, recuerda a aquellos que ya no están. 
La profundidad textual no fue necesaria para dar cuenta de la profundidad espiritual que expresaba en palabras. Tantas emociones lo llevaron ahí, que solo pudo decirme superficialmente aquello que pasaba. Supongo, quizás, que se trató de un escudo ante la posibilidad de romper en llanto. Admiro, igualmente, su capacidad de síntesis, algo que un estudiante de comunicación muy difícilmente puede desarrollar (por más contradictorio que parezca).
Me alejé de Alex y me quedé a un costado, escuchando el resto de las canciones (en catalán, obviamente, y que por lo tanto no entendí). Este encuentro me hizo acordar a "las rondas de los martes", llevadas a cabo en Entre Ríos, por la lucha contra los modelos de producción agrícola extractivistas y explotacionistas, y fundamentalmente, envenenantes. Y en el mismo instante que se me prendió esa lámpara comparativa, entendí que la lucha social por la igualdad es universal y no local. Por eso, en todos los encuentros que tengamos con lo desigual, poner el cuerpo y asumir la responsabilidad equitativa y combativa es el arma que nos construirá. Como dijo el Wos, "fijate de que lado de la mecha te encontrás".

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